jueves, 27 de octubre de 2011

Adiós, sin mas.

Mis maletas están hechas, mis cosas empaquetadas. Todo listo en la puerta. Estoy preparada para marcharme. Pero no lo hago. Parada frente a tu puerta, esperando. Tengo que despedirme. El taxi está esperando, el avión va a partir y yo sigo sin querer moverme de aquí. Y por fin sales. Y yo tengo que irme. Así que sonríe y bésame, dime que me esperarás, dime que no quieres que me vaya, cógeme de la mano como si jamás me fuera a separar de ti. Porque eso es lo que estoy haciendo. Me marcho y no sé cuándo volveré, no sé cuándo nos encontraremos de nuevo. Y no quiero irme, pero tengo que hacerlo. Ya no hay marcha atrás.
Demasiadas veces te he hecho enfadar, demasiadas veces me has hecho llorar. Pero no importa. Nos queremos y eso es en lo único en que pienso ahora. Y te lo digo, te digo que te amo, que no te olvidaré, que te llevaré en mis recuerdos a donde vaya. Y tú asientes, pero sé que no te lo crees, piensas que te estoy dejando de lado. Y te lo repito. En cada sitio al que voy pienso en ti, cada cosa que escribo es para ti, todo lo que hago siempre es por ti. Y tú me besas y me dices, esta vez sí, que no me vaya. Y yo no puedo hacer otra cosa que asegurarte que cuando vuelva nos casaremos. Como siempre has querido. Pero tengo que irme. Son cosas de trabajo, ya lo sabes, me necesitan allí.

Ha llegado la hora, me marcho. Bésame de nuevo, ya no hay tiempo. El taxi me va a salir más caro que el avión y hotel juntos. Venga, no lo pongas más difícil. Me voy. Cierra los ojos y cuando los abras ya habré vuelto.

lunes, 10 de octubre de 2011

Otro año más...

Y sin saber cómo, ya ha pasado otro año. Y con ello, ya ha llegado otra Japan Weekend. Ligeramente difusa, pero ha llegado. Menos puestos que de costumbre, aunque un grupo japonés y una japonesa muy mona vinieron a dar un concierto.
Recuerdo a la primera que fui. 2009, un año extraño. Este también lo ha sido, no lo dudo, pero diferente. Todos los años siempre son diferentes.

En resumen, pins, posters (muchos posters, demasiados posters), gorros que muerden, gafas, lazos sweet, figuritas (para variar), relojes, comics (de estos también muchos, incluso cuatro en un perfecto japonés), llaves espada y más frikadas que no recuerdo.

Y no, lo siento J, no encontré ningún japonés dispuesto a hacer las tareas domésticas y menos gratis. Otra vez será.


Un bonito fin de semana que me ha dejado con mucho dinero menos, espacio inexistente y muchas cosas que colocar. Ha sido bonito, no hay duda.