jueves, 27 de marzo de 2014

Mírame ahora

¿Cómo puedo dejarte marchar?, ¿cómo me permito irme sin dejar rastro? He estado ahí, junto a ti, tomando todos tus suspiros, tus sollozos, tus pensamientos. Y ahora parece que nada de eso importa.
¿Cómo puedes alejarte de mí?, ¿y cómo puedo yo sentarme y simplemente ver cómo te vas? Hemos compartido tantas risas, tantas lágrimas. Nos hemos emborrachado de felicidad, hemos batido retos en querernos, hemos construido la historia de toda una vida. Y ahora, toda esa alegría, todo ese dolor, ¿a dónde han ido?
Mírame ahora, fíjate bien. ¿No te das cuenta que has dejado un hueco en mí?, ¿no te pasa a ti lo mismo? Tus fotografías han desaparecido de mi pared, tus regalos han sido desterrados al armario. Tengo la sensación que ya no me queda nada de ti, que ya ni siquiera tengo ningún recuerdo con el que poder evocar cómo era tu cara.
Mírame ahora, mientras vuelves y me sacudes de nuevo. Mírame y dime qué nos ha pasado. Me gustaría poder hacer que te dieras la vuelta y vieras lo que has dejado en mí. Tengo tantas cosas que decirte, tantas razones que darte. Y, sin embargo, te dejo marchar, una vez más.
¿Cuánto tiempo vamos a estar así?, ¿cuántas veces vas a marcharte y a romperme?, ¿y cuántas veces vas a regresar luego y a arreglarme un poquito, lo suficiente para que siga adelante?
Me da la sensación de que lo único que puedo hacer es esperarte, una y otra vez. Quedarme parada hasta que regreses de nuevo, como siempre haces. Me pregunto si tú también sentirás esto cuando escuchas nuestras canciones, o ves las películas que compartimos o los libros que comentamos. Me pregunto si me echarás de menos. Y si volverás pronto. Y si ya no te volverás a marchar. Y si aún te importo. Y si aún te quiero.
Vamos gírate y mírame. Mira mis lágrimas, son sólo tuyas. Hace mucho que ya no lloro por nadie que no seas tú. Date la vuelta y mírame ahora.